Si alguien preguntase: —¿a qué huele tu ciudad?
Yo contestaría: «¡expide aromas de manglar!».
Yo contestaría: «¡expide aromas de manglar!».
Y si volviese a preguntar: —¿... a qué huele tu manglar?»
Confesaría:
«Después de mi ostracismo —no recuerdo aquella edad—
Confesaría:
«Después de mi ostracismo —no recuerdo aquella edad—
Imagén: Francisco Humberto Gomez Camacho |
mi olfato está llorando de nostalgia y ansiedad, no huele aquel aroma perdido en el umbral.
»Se me inunda la memoria, de lágrimas juntadas como el agua en el manglar—dulce y sal—, pero encuentro en mi niñez, aquel paisaje natural ¡Cómo echo de menos los olores de la mar!,
mi pueblo,
mi isla, mi amor de verdad
Tumaco
de mi alma, mi tierra ancestral.
»Cruces de razas,
»Cruces de razas,
indias con blancos; negros, morenas;
zambos,
mulatas; mestizos y fieras... mujeres hermosas, hembras guerreras.
¡Nadie se escapa a tus raudas caderas!»
¡Nadie se escapa a tus raudas caderas!»
—Pero... ¿y el manglar? —diría el preguntón.
«Cada instante, cerca del manglar, el baile comienza —en un compás divino—
brindando
a cada ser: tiempo, vida y pan; tierra seca, lodazal; agua dulce, agua de sal.
Y,
como adarga natural, su mangle protege a la guama, el plátano, la yuca... el
naranjal;
la
palma, el chóntaduro, el caimito, el cacao y el maíz; el zapote y el palmito y
cuanto
marisco y animal, vivan por allí, para dar a cada especie... biodiversidad. »
—¡Aaaah... Tumaco huele a playa, brisa y mar! —afirmaba el preguntón.
«Bueno, eso era antes. Ya, no es aquel Tumaco, ya no huele más a azahar.
¡Hoy el 'glifosato', está comiéndose el manglar!
MANCHO
Panadero de la vida
Dedicado a Francisco Gomez Camacho, "Mi Tico"; incansable tumaqueño que trabaja "in situ", por recuperar nuestros olores.
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