Hoy es el día más importante para mi familia materna: nuestros girasoles, Karolyna y Sofía, nacieron hace "treinta y tantos" años y hay que celebrarlo con bombos y platillos, tartas y flores y mucho, muchísimo amor.
Recuerdo aquel día sobre las tres de la tarde en mi regreso a casa del colegio, como si fuera ayer. Mi corazón sobresaltado de emociones nunca antes percibidas se aceleró con la noticia de mi cuidadora:¡su mamá está en el hospital!.
Carmen, con inusitado entusiasmo, se apresuró a explicarme que debíamos estar listos porque en cualquier momento iríamos a conocer a las gemelas que iban a nacer. Pufffff, comí en un santiamén. Pero mi corazón explotó de amor por primera vez esperando el resto de tarde hasta el amanecer.
Desde aquel día, madrugada tal vez, recibí los primeros dos rayos de amor más excitantes, por entonces, de mi corta vida Y fue cuando descubrí que podía amar a dos mujeres de manera distinta, tal y como amaba a mi mamá también. Fue genial distinguir el amor de madre y hermana a la vez.
Hoy, igual que ayer y mañana y siempre,como aquel 16 de mayo del ochenta y... sigo amando incondicionalmente estos dos girasoles que alumbran nuestras familias y nuestros corazones, como aquella primera vez.
Gracias gemelas, especialmente, por las sonrisas deslumbrantes que cada día, como el sol en el amanecer, nos dan vida alegre hasta el anochecer.
¡Feliz cumpleaños, girasoles de mi corazón!
Nota:
Que el Señor continúe bendiciendo la savia de su sabiduría en vuestros tallos y, en cada pétalo, destelle el amor de vuestros corazones. Y sigáis encontrando la luz del camino de vuestra felicidad. ¡Las amo hasta arriba, hasta más allá del cielo y del Sol!
PNDV.
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