¿Cuántas veces creemos
saberlo todo y, criticando a los demás, ignoramos hasta el menor atisbo de su creatividad?
¿Cuántas veces damos por
sentado: —«Ya está escrito
todo, todo está inventado ¡todo pensamiento es del pasado!»?
¿Cuántas veces negamos, sin saberlo, la necesidad de compartir
nuestros ideales destruyendo hasta nuestros propios sueños?
Resignados en un mundo
cada vez más inhumano tan solo avanzamos en ciencias y tecnologías y
comunicaciones impersonales. Y retrocedemos en sentimientos, pensamientos, valores
personales… relaciones e ideales.
Subyugados por líderes con
tendencias culturales ajenas a nuestra propia esencia, sobreabundan especialistas
en estereotipar a los demás sin siquiera preguntarse ‘qué desean’, ‘cómo son’, ‘cuánto
valen’… Resuelven sus problemas con nuestras necesidades y se obstinan por
convencernos de que ya está todo hablado.
¿Qué pasaría si nos
diéramos cuenta que quizá lo más sensato y necesario para nuestras vidas
sea volver a nuestra esencia, reconsiderar aquellas verdades
—ajenas— y despertar de éste letargo inducido,
para confiar en nuestros propios ideales?
Creo que esta parte no
interesa a nadie, menos a nuestros líderes “ideales”…
Qué os parece si mejor
continuamos navegando abiertos en este mar literario que la vida nos
invita a cruzar a diario, para compartir nuestras rutas de navegación con quienes
deseen emprender su propio viaje.
German Darío Ricaurte García
Panadero de
la vida
Me encanta. Excelente,profunda y sabía reflexión.
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