martes, 31 de mayo de 2011

Homilía Dominical con el Obispo de Tenerife.


Por personas como el obispo de Tenerife mucha gente deja de confiar en la fe católica. Unos, los más creyentes buscan en otras doctrinas cómo calmar su sed espiritual. Otros, simplemente dejan de creer en la iglesia e incluso hasta en Dios. Es una realidad que la iglesia católica debe depurar tantas paradojas que se encuentran en su núcleo ideológico, hasta evolucionar con los tiempos que corren y mirarse en el pasado para no seguir cometiendo los mismos errores. Sólo así podría guiar a una civilización que "necesita de mejores valores espirituales y demás". Pero así no, señor Obispo, así no; los pastores del rebaño deben hacerse más cercanos a la gente.
Parece mentira que, con el conocimiento adquirido de la concepción espiritual y terrenal que usted maneja pueda expresarse así de los niños: 
"Puede haber menores que sí lo consientan -refiriéndose a los abusos-. y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan". Con estas palabras ha descrito el máximo responsable de la Iglesia en Tenerife, el obispo Bernardo Álvarez, el grave problema de los abusos a menores en una entrevista en el diario local 'La Opinión'.)-elmundo.es
-Señor Obispo de Tenerife: 
 ¿Como puede ud. juzgar la inocencia del espíritu de los niños?
-A mí me enseñaron que los niños son los favoritos del Reino de Dios...dejad que se acerquen a mí, dijo Jesús.
¿Cómo alguien con la categoría de ud. puede seguir pensando que la homosexualidad es una enfermedad? (El obispo además compara la homosexualidad con los abusos y, aunque asegura que la diferencia entre la homosexualidad y los abusos está clara, plantea una pregunta: "¿por qué el abusador de menores es enfermo?".)
(En cuanto su opinión sobre los homosexuales, Álvarez, pese a que asegura respetar esta condición sexual vuelve a mostrar su lado más crítico y afirma que "el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad".)-elmundo.es

-Flaco favor le hace usted al Cristianismo católico y a  los curas que día tras día y en pequeñas comunidades, intentan dar un mensaje de optimismo, amor, comprensión, etc. para la convivencia en la paz del Señor con todos los seres humanos sin hacer distinción de credo, raza, sexo y demás. Vamos, como profesa en realidad el Catolicismo actual.
Vergüenza debería darle por expresar una dualidad entre el abusador de niños y el homosexual (...Finalmente, asimila (la homosexualidad) a las agresiones sexuales, que "la persona practica como puede practicar el abuso de menores".)elmundo.es.
Seguramente usted también ofreció la homilía del domingo en su comunidad. Si no es así, le cuento que yo estuve en la mía, en la misa de las 8 de la tarde donde procuro estar muy atenta a las reflexiones del curita de mi comunidad (por cierto, es un encanto de orador) donde nos volvió a transmitir como cada vez, el mensaje de una forma positiva, basado en una Fe esperanzadora que tanto necesitamos los creyentes para comenzar cada semana llena de propósitos, con buenos pensamientos para el bienestar familiar y los mejores deseos para todos nuestros hermanos cristianos incluyendo los que no lo son. Cosa que por lo leído en sus palabras, no es de su agrado, ¡qué raro!, ¿no le parece?Por lo general casi siempre leo las copias de la reflexión dominical y supongo que usted también lo hace. No lo sé, pero creo que en todas partes es igual. Tal vez por la unificación de criterios que tiene la iglesia católica es que ha perdurado tanto la jerarquía eclesiástica.
Por lo tanto usted debe reconocer ésta homilía que cito textualmente para no entorpecer la inspiración dada a quien haya transcrito éste mensaje del Señor: 

El Domingo VI de pascua (ciclo A).-29 de Mayo 2011-Jn. 14,15-21:
"Si me amáis guardareis mis mandamientos."
"La presencia de Dios en el hombre no es estática: es la de su espíritu"
No cabe duda de que ese es uno de los deseos principales de todo creyente: amar a Jesús. Como tampoco cabe duda de que este amor ha revestido y reviste las formas más variadas de entenderlo y vivirlo. Con lo que enseguida surge el dilema: ¿todas esas formas son igualmente válidas?
Ha de quedar bien claro, desde el principio, que todas formas deben ser igualmente respetables pero también hemos de reconocer que muchas de esas formas deben ser revisadas y cambiadas.
Jesús da una respuesta clara a la cuestión, y no podemos ignorarla. Y esa respuesta es que le ama, no cualquiera que diga amarle y que le diga mucho "Señor, Señor...", sino que le el que cumple sus mandatos. Y aquí viene el lío; porque no pocos Cristianos, toman como mandatos de Jesús la larga lista de normas, leyes y disposiciones de tipo disciplinar que la Iglesia ha creado; normas que están muy bien, son muy necesarias de cara a la organización y funcionamiento de la Iglesia, pero no son lo esencial a la hora de vivir como discípulos de Jesús, son secundarias.
Jesús sólo da un mandato explícito a sus discípulos: que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado. Y un mandato implícito: que vivamos como Él, es decir: que nos entreguemos en cuerpo y alma a cumplir la voluntad de Dios nuestro Padre, a trabajar por el Reino de Dios.
Jesús en su tiempo, asombró, asustó y escandalizó por su forma de presentar a Dios, una forma que iba contra todo lo previsible, contra todas las costumbres y usos, contra toda religiosidad oficial; con el tiempo hemos deformado y domesticado esa originalidad de Jesús, y ahora estamos, en muchas cosas, casi como al principio.
Y nosotros, ¿qué hemos hecho? Hemos vuelto a relegar apios a un cielo lejano, distante, escondido, inmutable, olvidando que Jesús es Dios hecho hombre y que, desde Jesús, Dios, ya no es un ser lejano e inaccesible sino que es el compañero de camino que todos tenemos a nuestro lado.
Hemos vuelto a hacer de dios ese ser altísimo que, desde su trono, maneja los hilos de la historia y la vida de los hombres, olvidando que desde Jesús, Dios no maneja la historia sino que la sufre, pasa hambre, es analfabeto, es perseguido, encarcelado, torturado, crucificado, tiroteado, electrocutado, es víctima del terrorismo, del paro, de la explotación laboral y sexual...
Hemos vuelto a hacer de Dios ese ser vigilante del cumplimiento de complicadas leyes, olvidando que desde Jesús, Dios tiene cara de Padre; de Padre que sufre por sus hijos, que sale a esperarlos cada día a los caminos del mundo, que organiza una gran fiesta cuando los recupera, que no los acapara sino que quiere su madurez, su libertad, su plenitud...
Hemos vuelto a encerrar a Dios entre los muros de los templos y entre los selectos jerarcas, olvidando que desde Jesús, el espíritu de Dios, sopla cuando quiere, como quiere y donde quiere, sin seguir imposiciones, ni esquemas, ni "conductos habituales".
Hemos vuelto a hacer de la fe una religión, poniendo el acento en los ritos y la moral, olvidando que ser discípulo de Jesús es, ante todo, una manera de entender5 la vida que como consecuencia (que no como principio) conlleva una cierta moral, y unas prácticas litúrgicas en las que se expresa la fe que se vive.
Si le amamos, si queremos demostrarle ese amor que, con mucha facilidad decimos tenerle, tendremos que hacer bueno el refrán:
"Obras son amores y no buenas razones". Si le amamos, ya sabemos lo que hay que hacer. Y si no cumplimos sus mandatos- que no son leyes -, sino exigencias vitales nacidas espontáneamente de la fe- es que no le amamos. No hay vuelta de hoja.
Tenemos que hacer un esfuerzo por salir del fariseísmo que hoy, como en tiempos de Jesús, abunda. Tenemos que terminar con tanto decir "Señor, Señor...", para luego no aceptarle realmente como tal ennuestra vida diaria.

Señor Obispo de Tenerife, tiene usted un problema con su conciencia ...Y ésta parte, se la escribo yo:            
-¿Cómo puede culpar a los niños de insinuaciones, cuando es el mismísimo Dios el que está en el corazón con ellos? 
-¿Cómo puede tachar de enfermos a los homosexuales, cuando es el mismísimo Jesús, quien camina junto a ellos?
-¿Cómo puede decir tantas barbaridades el Lunes 30 de mayo, después de haber leído ésta, su propia reflexión?

No entiendo, pues, que la reflexión dominical nos diga unas cosas muy distintas a sus declaraciones...¡Por cierto!, no soy pastora evangélica. Me dicen "La pastora", los compañeros panaderos de éste blog, porque intento predicar un poco el mensaje de Amor, el principal conocimiento que se debe sacar de cualquier doctrina espiritual, más cuando decimos en nuestro caso: Dios es Amor. 
Soy Cristiana,  y espero, y por ello pido siempre a nuestro Señor Jesucristo que, si estoy equivocada en mi concepción del mundo espiritual y terrenal: me perdone y comprenda que en mis reflexiones sacadas desde el corazón, procuro útilizar mis propias experiencias cuestionando a mi conciencia basadas en la palabra del Señor. Mi diálogo es constante entre alma y espíritu, y es precisamente el Espíritu Santo de Dios, el hacedor de todos los buenos sentimientos como huésped especial del corazón de todos los hijos de Dios.

Que Dios le acompañe en sus reflexiones todos los días de su vida, y procure mejorar sus propias conclusiones, tanto para la iglesia, como para la grey que lee y no come cuento.
Buen inicio de semana, señor Obispo de Tenerife.
Pd1:
1- Conozco a niñas y niños que han sido abusados sexualmente y le aseguro que no fue culpa de ellos y  mucho menos de Dios. Fue culpa del violador a quien por andar con la mente nublada se dejo engatusar del enemigo. Pero de esos, ya se encargará el Señor, y de sus defensores también.

2- Conozco a homosexuales con mejores principios y valores que muchos de los que piensan que están enfermos. Yo no sé, si ser homosexual es pecado o no, pero recuerde que para Dios, el mundo de la carne no es nada importante, y sí lo es, el mundo espiritual. Y, sí hay un corazón rebosante de amor, quién sabe, quizás sólo sea eso lo que nos pida el Señor cuando nos dice: "Ama a tu prójimo como a ti mismo..."
Entonces ¿Como puede ud. comparar a un homosexual con un violador(a) de niños? Cuando hay niños que son violados, y no por ello se vuelven homosexuales. Y hay homosexuales que han sido violados, y no por ello, se vuelven violadores de niños.  


-Panadero de la vida-
 La pastora Amada 


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