Foto: Oscar Dario Jiménez Escruceria |
Dicen que estoy loco, pero... ¡éste loco mira!
Mira unas gaviotas
acechando la comida;
suspendidas en el aire
como amainan la agonía
de un pobre pez que salta
desbocado hacia otra vida.
Mira una barca roja
como traza su destino,
navegando con la estela
un bello paisaje marinero
deja atrás el tiempo
que retrasa a su barquero.
Dicen que estoy loco, pero... ¡éste loco mira!
Mira un cielo azul
que baña por la costa el horizonte
ilumina a las gaviotas,
la luz del sol y alrededores;
dando el paso a la noche
la luz del sol y alrededores;
dando el paso a la noche
enamorada de sus flores.
Excitado por la luna
aprecia el mar en su bravura
y recuerda de la altura,
y recuerda de la altura,
los temblores y las dudas
de una ola de recuerdos
que revienta con la espuma
que revienta con la espuma
Dicen que estoy loco, pero... ¡éste loco mira!
Mira como llora
una conciencia acusadora,
por su alma temerosa
tras la mente soñadora...
su mirada va perdida,
como el pez, ante la aurora.
Pero hipnotizado en la natura
por la más cálida brisa, ¡de repente!
cambia la amargura
por su mágica sonrisa.
Y dirigiéndose a la orilla
se arrastra entre la arena,
de rodillas mira al cielo
clamando en cada verso
la pregunta que hoy le abruma:
«¿Quién está más loco:
el que mira en blanco y negro
contemplando el lado oscuro
o el que admira con dulzura los colores de la vida...,
sin quedarse en la atadura, como sombras en la arena?
Quién está más loco, ¡ah!»
o el que admira con dulzura los colores de la vida...,
sin quedarse en la atadura, como sombras en la arena?
Quién está más loco, ¡ah!»
German Ricaurte
Panadero de la vida